Crecemos mientras se supone que debemos adaptarnos a las reglas. Aparecen las primeras injusticias, sentimos lo que es el dolor y poco a poco nos vamos cerrando.
A partir de aquí vamos instalando capas de protección, creamos un molde que se va ajustando a nuestra vida. Hacemos todo esto para sobrevivir porque el mundo en el que crecemos es demasiado hostil.
Y cuando suponemos que sabemos cabalgar por la vida, de repente ocurre algo, una tragedia que nos afecta bien en primera persona o en la de un ser amado. Y aquí, el dolor es sido tan intenso que una vez mas lo escondemos muy adentro para poder tirar hacia delante.
¿Pero, que pasaría si nos atrevemos a liberar heridas y volver a conectar con nuestra fragilidad? Conectaríamos con nuestro verdadero ser, ese que tiene todo el potencial, ese que brilla en todo su esplendor.
Tu vulnerabilidad es bella, es un maravilloso tesoro que te permite ser honesto/a contigo. Cuando conectas con ella, aprendes a respetarte, a honrarte. Dejas de juzgarte, puedes ver tu belleza y dejas de juzgar a los demás Tu empatìa crece, reconoces en los demás lo que hay en ti aceptándoles tal y como son.
Cuando tienes la valentía de conectar con tu vulnerabilidad, tu sabiduría interior crece y la creatividad fluye. Tu potencial emerge manifestando las hermosas cualidades que hay en ti.
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