Estoy rodeada de personas que están en su camino espiritual, personas que disfrutan con la belleza de un paisaje o de un atardecer. Gente que quiere sentirse bien consigo-mismas, tolerantes, con sentido del humor y abiertas de mente. En general saben apreciar un buen rato, divertirse y disfrutar del momento. Cada uno de ellos es maravilloso, tanto mis amigos como las personas que vienen a hacerse terapias. Son todos estupendos. Los admiro profundamente a todos y cada uno de ellos porque sé lo difícil que es a veces el tomar la responsabilidad de tu vida y hacer lo que te dicta el corazón, en contra muchas veces de las bases de la sociedad o de la religión y sin embargo, ahí están, poniéndose el mundo por montera e intentando ser felices.
Estoy segura que al final todos lo vamos a conseguir y mas aún ahora que la energía está a nuestro favor. La nueva energía mas liviana y sutil está ahí para quien quiera se impregne de ella y vayamos dejando atrás todos esos eones de sufrimiento que el hombre lleva dentro suyo.
En esta parte del mundo en la que yo vivo ha sido y sigue siendo mayoritariamente católica por mucho, mucho tiempo. Hoy en día ya no lo somos tanto pero lo llevamos en nuestros adentros bien metido en el inconsciente. Personalmente me ha costado muchos años escuchar la palabra Dios sin ponerle connotaciones religiosas que me echarán para atrás. Él único que podía nombrar a Dios cuantas veces quisiera sin que me afectara negativamente es el gran Van Morrison en sus canciones, todos los demás hacían que me pusiera alerta y en guardia porque no estaba en absoluto de acuerdo con ese Dios que me vendían. Afortunadamente ya he superado esa etapa.
Otro tema confuso para las personas nacidas en un seno católico es el otro lado. Ese lado en que los buenos van al cielo y los malos al infierno. Francamente pocas personas creen ya en eso pero ¿cual es la alternativa? Mucha gente está confundida aquí. Mi propia madre estuvo muchos años martirizada preguntándose donde estaría su hijo que se murió y allá donde estuviera si estaba bien o no hasta que afortunadamente su hijo le dejó muy claro al contactarse conmigo que está estupendamente y es feliz. Que alivio para mi madre, rejuveneció 20 años de golpe y porrazo y ahora parece que tiene treinta años menos, no tiene dolores y es feliz.
Si las personas que incoscientemente piensan “no me lo merezco” cuando les llega algo maravilloso pudieran sentir por un instante a sus guías, ángeles o Seres queridos del otro lado y vieran la admiración y reverencias que hacen hacia su persona, probablemente engrandecerían. Se darían cuenta de lo inmensos que son.
Si conseguimos quitarnos los tabúes de la religión como la culpa, el menospreciarnos, el miedo a lo desconocido, el sufrimiento y el poder perdonarnos a nosotros-mismos entonces la liberación es tan grande que nos hacemos ligeros y luminosos.
Y al final, después de todo, no es tan difícil como parece. La dificultad está en mi mente pero no en mi corazón. Cuando respiro, aquieto la mente y siento… siento mi Ser, entonces soy feliz.
Articulo de Loreto Alonso-Alegre Arana.
0 comentarios