Por ejemplo, si nuestros padres nos dieron amor y afecto cuando hacíamos bien las cosas, es posible que hayamos desarrollado una necesidad de agradar a los demás y de buscar la aprobación constante. En cambio, si nuestros padres eran críticos y exigentes, podríamos haber desarrollado un patrón de comportamiento que nos lleva a buscar la perfección y a ser muy autocríticos.
Por otro lado, sanar nuestros patrones de comportamiento puede mejorar nuestra calidad de vida y nuestras relaciones interpersonales. Al aprender a identificar y trabajar en aquellos patrones que nos limitan, podemos desarrollar una mayor confianza en nosotros mismos y una mayor capacidad para establecer límites saludables y comunicarnos efectivamente con los demás.
En definitiva, cuando sanamos los patrones que nos limitan mejora nuestra calidad de vida y nuestras relaciones, vivimos entonces una vida más plena y satisfactoria.
En el Rincón de la Luz te ayudamos a sanarlos.
Gracias, por tu sabiduría!!!
Muchas gracias Lucy por tu comentario!! Ya siento haber tardado en contestarte.
Te mando un fuerte abrazo !